miércoles, 31 de diciembre de 2014

Homilía de la Soleminidad de María, Madre de Dios | Parroquia de Nuestra Señora de la Soledad

Homilía de la Soleminidad de María, Madre de Dios | Parroquia de Nuestra Señora de la Soledad
María está desde siempre presente en el corazón, en la devoción y, sobre todo, en el camino de fe del pueblo cristiano. «La Iglesia… camina en el tiempo… Pero en este camino —deseo destacarlo enseguida— procede recorriendo de nuevo el itinerario realizado por la Virgen María» (Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 2). Nuestro itinerario de fe es igual al de María, y por eso la sentimos particularmente cercana a nosotros. Por lo que respecta a la fe, que es el quicio de la vida cristiana, la Madre de Dios ha compartido nuestra condición, ha debido caminar por los mismos caminos que recorremos nosotros, a veces difíciles y oscuros, ha debido avanzar en «la peregrinación de la fe» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Lumen gentium, 58).

Vísperas de la Solemnidad de María, Madre de Dios | Parroquia de Nuestra Señora de la Soledad

Vísperas de la Solemnidad de María, Madre de Dios | Parroquia de Nuestra Señora de la Soledad
La visión bíblica y cristiana del tiempo y de la historia no es cíclica, sino lineal: es un camino que va hacia una realización. Un año que pasó, por lo tanto, no nos conduce a una realidad que termina sino a una realidad que se cumple, es un ulterior paso hacia la meta que está delante de nosotros: una meta de esperanza y una meta de felicidad, porque encontraremos a Dios, razón de nuestra esperanza y fuente de nuestra Leticia, alegría.