sábado, 9 de agosto de 2014

Homilía del Domingo XIX Ciclo/A

Homilía del Domingo XIX Ciclo/A
En el Evangelio que hemos escuchado encontramos a Jesús que, retirándose al monte, ora durante toda la noche. El Señor, alejándose tanto de la gente como de los discípulos, manifiesta su intimidad con el Padre y la necesidad de orar a solas, apartado de los tumultos del mundo. Mientras tanto, la barca “iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario” (v. 24), y he aquí que “a la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar” (v. 25); los discípulos se asustaron y, creyendo que era un fantasma, “gritaron de miedo” (v. 26), no lo reconocieron, no comprendieron que se trataba del Señor. Pero Jesús los tranquiliza: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!” (v. 27).