viernes, 4 de abril de 2014

Homilía V domingo de cuaresma/A

Homilía V domingo de cuaresma/A

El Cristo Pascual ha venido para sacarnos y resucitarnos de nuestro sepulcro del pecado (primera lectura y evangelio), y darnos una vida nueva de resucitados, para no vivir ya según la carne sino según el Espíritu (segunda lectura). En el Evangelio de San Juan (Jn. 11, 1-45) observamos el impresionante relato de la llamada “resurrección” de Lázaro, el amigo de Jesús, quien -según palabras de su hermana Marta- ya olía mal, pues llevaba cuatro días de muerto.

Tercera Predicación de Cuaresma

Tercera Predicación de Cuaresma
El Espíritu Santo es el Espíritu que procede primariamente del Padre, que ha descendido y se ha “posado” en plenitud en Jesús, “historificándose” y acostumbrándose en Él -dice san Ireneo- a vivir entre los hombres, y que en Pascua-Pentecostés desde Él es infundido en la humanidad. Otra prueba de todo esto es precisamente el grito “Abbà” que el Espíritu repite en el creyente (Ga 4,6) o enseña a repetir al creyente (Rm 8, 15). ¿Cómo puede el Espíritu gritar Abbà al Padre? No es generado desde el Padre, no es su Hijo… Puede hacerlo -observa san Agustín- porque es el Espíritu del Hijo y prolonga el grito de Jesús.