viernes, 28 de febrero de 2014

Homilía del VIII domingo del Tiempo Ordinario/A

Homilía del VIII domingo del Tiempo Ordinario/A

Para el cristiano, el trabajo y la actividad, deben ocupar una parte considerable de su tiempo, para abrirse paso y para tener lo necesario, una condición digna de hijos de Dios, pero alejados de toda preocupación, como el monje, pues estamos en las manos de Dios. Dicho de otra forma el creyente tiene que trabajar con todas sus fuerzas y todo su ingenio como si Dios y su providencia no existieran, pero a la vez, el cristiano tiene que confiar en su Padre Dios y en su cuidado como si todo dependiera totalmente de él.