viernes, 12 de septiembre de 2014

Homilía del Domingo XXIV/A

Homilía del Domingo XXIV/A
Perdonar es algo serio, humanamente difícil, si no imposible. No se debe hablar de ello a la ligera, sin darse cuenta de lo que se pide a la persona ofendida cuando se le dice que perdone. Junto al mandato de perdonar hay que proporcionar al hombre también un motivo para hacerlo. Es lo que Jesús hace con la parábola del rey y de los dos siervos. Por la parábola está claro por qué se debe perdonar: ¡porque Dios, antes, nos ha perdonado y nos perdona! Nos condona una deuda infinitamente mayor que la que un semejante nuestro puede tener con nosotros. ¡La diferencia entre la deuda hacia el rey (diez mil talentos) y la del colega (cien denarios) se corresponde a la actual de tres millones de dólares y unos pocos centavos!

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