viernes, 15 de agosto de 2014

Homilía del Domingo XX Ciclo/A

Homilía del Domingo XX Ciclo/A
Impresiona de manera particular este episodio de la mujer cananea que no cesaba de pedir la ayuda de Jesús para su hija “atormentada cruelmente por un demonio”. Cuando la cananea se postró delante de Jesús para implorar su ayuda, Él le respondió: “No es bueno tomar el pan de los hijos y arrojarlo a los perrillos” (Era una referencia a la diversidad étnica entre israelitas y cananeos que Jesús, Hijo de David, no podía ignorar en su comportamiento práctico, pero a la que alude con finalidad metodológica para provocar la fe). Y he aquí que la mujer llega intuitivamente a un acto insólito de fe y de humildad. Y dice: “Cierto, Señor, pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores”. Ante esta respuesta tan humilde, elegante y confiada, Jesús replica: “¡Mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como tú quieres” (cf. Mt 15, 21-28). San Agustín comenta con razón: “Cristo se mostraba indiferente hacia ella, no por rechazarle la misericordia, sino para inflamar su deseo” (Sermo 77, 1: PL 38, 483).

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